miércoles, 5 de mayo de 2021

Be patient, my friend

Los tres más grandes de los 90

Hace mucho que no escribo sobre MotoGP y no es por ganas. Pero el exceso de información que tenemos con cada piloto hace demasiado fácil encontrar puntos de vista similares a los de uno. Sin embargo, con todo lo que se ha hablado de Marc Márquez, su lesión y su vuelta, creo no haber leído en ningún sitio sobre la similud de su regreso y el de uno de los grandes de la categoría reina, después de una terrible lesión: Michael Doohan. 

A río revuelto, también en Assen 92

En la misma carrera en la que nuestro querido Alex Crivillé ganaba su primera carrera, Assen 1992, Doohan sufría un aparatoso accidente que le haría perder el colchón de puntos que le separaban de su primer campeonato mundial. El calvario que pasó el australiano para salvar su pierna fue inhumano. Más cerca de perderla que de conservarla, la atención quirúrgica recibida justo después de la carrera, resulto el comienzo de un calvario que pasaría por llegar a tener cosidas ambas piernas, para que la lesionada tuviera circulación sanguínea de la sana, o tener la pierna doblada más de 20 grados. Finalmente, tuvo que llevar una aparatosa estructura externa para poder enderezarla y pasar todo el año siguiente, 1993, sufriendo para poder subirse y ser competitivo con su NSR 500. 

Un auténtico calvario

Después de eso, cinco títulos consecutivos. 5, cinco, five, cinq, fünf. Los campeonatos de 1994, 95, 96, 97 y 1998 llegaron incluso a ser aburridos por el dominio brutal del australiano. Echando cuentas, a Doohan le costó más de una temporada completa el volver a dominar. El final de la temporada 1992, el invierno a base de operaciones, toda la temporada 1993 luchando sobre la moto, para que en 1994 empezara a dominar con contundencia. Traslademos ese ejemplo de lucha y pundonor a uno de nuestros más aguerridos corredores de la categoría reina: Márquez. Y sí, las semejanzas, aunque en una escala menor, recuerdan al regreso de Doohan. 

Dominio férreo y aburrido

Si bien a ambos, Doohan y Márquez, el ansia por volver a subirse encima de la moto les pasó factura (Michael por ser operado en Holanda la misma tarde del accidente y Marc haciendo flexiones y “el animal” con la placa de su brazo recién atornillada) el apetito de victoria de ambos pilotos es similar. Me lleva esto a la primera entrevista que leí de Wayne Rainey después de su trágico accidente en Mugello 1993, donde quedó atado a una silla de ruedas para siempre. El californiano decía que no echaba de menos andar, correr, hacer el amor con su mujer o ni siquiera montar en moto. Echaba de menos ganar. La sensación de victoria era lo que le había enganchado a conseguir sus 3 campeonatos mundiales. Y esta extraña adicción parece afectar también a nuestros protagonistas de hoy. 

Unidos por la marca, el patrocinador y el pundonor

Cuando en el primer entrenamiento del pasado GP de Portugal, hace unas semanas, Marc marcaba una tercera posición, todo el mundo pensó: ¡qué animal! Y así era. La realidad es que el vía crucis que lleva durante este año de lesión, va a marcar su regreso al podio. Y eso no es nada malo. Eso es lo natural, lo normal en todo ser humano. Pero lo que no puede pretender todo ese exceso de información que tenemos en los cientos de medios en la red, es que enterremos a un superhombre por el hecho de no serlo. No olvidemos que es nuestro segundo piloto con más títulos y el cuarto a nivel mundial detrás de leyendas como Hailwood (15), Nieto (12+1) y Rossi – Haiwood – Ubbiati (9). Querer enterrarlo ya, a sus solo 28 años, es de ser negacionista de este deporte. 

Una cicatriz, bien vale 8 títulos

Marc tiene que recuperarse poco a poco. Tiene que coger el ritmo. La clase ha avanzado mucho mientras él se saltaba las lecciones del año pasado. Un año, 2020, en el que hubo 9 ganadores diferentes, en tan solo 14 carreras. A río revuelto, ganancia de pescadores. El que más o el que menos, el año pasado aprendió lecciones muy valiosas que antes no llegaba a entender con el dominio habitual de Marc. Mir ha aprendido a ser paciente. Quartarano ha tenido que aprender a gestionar la presión de ganar un campeonato y no solo carreras. Rins a ser igual de luchador que siempre, pero más constante. Maverick ha aprendido a qué cosas nuevas puede echarle la culpa de su irregularidad. Y no olvidemos los alumnos aventajados con los CV extra de Ducati: Bagnaia, Miller, Zarco e incluso el maltrecho Jorge Martín, que volverá a estar ahí en cuanto se recupere de sus lesiones.

Foto, pero sin el delegado de clase

Hay que ser pacientes y esperarle. Los grandes campeones siempre vuelven y Márquez tiene todo este 2021 para tomárselo con calma, coger de nuevo el ritmo y volver a enseñar a la clase una lección sobre dar espectáculo encima de una moto. Paciencia. La misma que debió tener Doohan durante todo 1993. La misma que Marc no tuvo al comienzo de 2020 y debe haber aprendido de cara a todo lo que queda de 2021. 

Uves y ráfagas. 

J. Gutiérrez. 

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